martes, 11 de mayo de 2010

Curso de ética periodística para otakus



Imagen sin relación alguna, pero ¿a que es bonita?
Yo venía... yo venía pensando por el camino ahora voy a llegar a casa, me quito la ropa, me pongo el pijama y ya estoy... leyendo, pensando, admirando y escribiendo estás líneas.
Que me perdone la chirigota de Lo que diga mi mujer por copiarles la letra, pero es lo que ha pasado en realidad.
Uno estaba su último vistazo al mundo otaku en general antes de irse a la cama, a devorar las aventuras de los Normandos en Sicilia (estudiar historia puede ser mucho peor que seguir el manganime, lo aseguro), cuando de repente se encontró este titular: Japón considera nocivos el "yaoi" y el "shōnen-ai". Si no sabéis a qué se refiere, vuestro mundo no se ha perdido nada.

En todo caso, uno que se aburre mucho se pone a leer el artículo en cuestión y va viendo un par de hechos curiosos, y un par de decenas de comentarios clamando, en pocas palabras, por el exterminio de funcionarios japoneses en general, y los "censores" en particular. Vale, es una exageración, pero el artículo está tan lleno de ellas, que por una más no va a pasar nada.
La aburrida realidad
Vayamos a los hechos -dejemos el chiste de Jack el destripador para otra ocasión- Resulta que tras tan llamativo titular se esconde otra verdad, algo diferente: para empezar, no se trata de "Japón", sino de la prefectura de Osaka (una de las 47 que conforman el país nipón), que de acuerdo a las competencias que tienen transferidas, legisla sobre asuntos que afectan a su población. En este caso, un sector de la misma: los jóvenes; o mejor dicho, lo menores de edad.

El caso es que la prefectura de Osaka, en 1991 lanzó una ley sobre "la protección de los menores contra material dañino"; es decir, aquel que pudiera perjudicar su desarrollo psicoafectivo. Comprendo la indignación de algunos, ya que jamás en la vida, ni en lugar del mundo alguno se ha hecho algo parecido. Ah, que no, que en España también hay material prohibido a los menores.

Sigamos, resulta que la prefectura de Osaka publicó esa ley en 1991, y la modificó en el año 2003, y una vez más, para adaptarla a los tiempos modernos, el año pasado, 2009 (lo siento, pero no tengo más enlace que el japonés: Google es bastante decente últimamente). Y durante ese tiempo ha publicado avisos similares al que causa tanta indignación: concretamente varios en los años 2006, 2007, 2008, 2009, y este del que se habla ahora, de 2010.

Miremos los hechos en cuestión. ¿Qué significa que se incluya en esa lista? Significa que las revistas y material listado... no se pueden vender a los menores de edad. Sí, no es ni un secuestro de material, ni la censura del mismo. «Sólo» se limita la venta a mayores de edad, y los vendedores que se salten la prohibición pueden recibir graves multas. Eso es todo, ni más, ni menos.
Recomendaciones recomendadas
Siguiendo el espíritu de Caiga Quien Caiga he decidido terminar este artículo como hacian ellos en sus "cursos de ética periodística",  pero adaptado a este mundillo.
En vez del titular tal como estaba redactado, este inmodesto bloguero recomienda usar este otro, más ajustado a la realidad, si bien menos llamativo:
«Prohíben en Osaka la venta a menores de varias revistas "yaoi" y "shōnen-ai"». 

Ahora bien, si de lo que se trata es causar pánico, indignación, escándalo, masacre y aniquilación, entonces, muchísimo mejor esto:
«¡¡Los japoneses tendrán que pasar por encima de nuestros cadáveres para quitarnos el yaoi!!»

Y así, recomendando sin dudar la primera opción, damos fin a esta primera y apresurada entrega del curso de ética periodística. Quién sabe cuándo volverá...
[por pijoterismo: imagen (c) Mitsuru Adachi, Shogakukan Co. Ltd., etc. ]