Así que hasta la próxima, un saludo de mi parte y de Hayate, el único shônen que no vende (bueno, ese y Gintama, todo hay que decirlo):

Aquí encontrarás todo lo que quepa en Green Wood, o sea de todo: desde política (internacional) a animación, manga, anime o la cesta de la compra... bueno, tal vez no tanto.
En esta primera entrega, presento las fotos del jueves-viernes, cuando todo estaba aún por montar...
Recién vuelto del Salón del Manga (16ª edición), he llegado a una conclusión: soy otaku/friki/japanófilo, manganimemaníaco y creo que palmaré siéndolo, aunque deba guardar mi bandera de Zion a buen recaudo. Pero antes de hablar de ello, llevaba unas semanas queriendo reseñar dos de mis últimas lecturas: por un lado, un libro y por el otro un manga.
La novela es Kokoro de Natsume Sōseki, padre de la literatura contemporánea japonesa, a principios de la era Meiji, que queda muy bien reflejada en el manga "La época de Bot-chan" (Jiro Taniguchi, ed. Ponent Mon).
Soul Eater de Atsushi Okubo, el último éxito shônen (por el momento).
Cuando se reseña un manga, uno tiende a decir cosas como "empieza flojo, pero cobra fuerza según avanza la historia", lo que en realidad significa: "el comienzo es una birria".
La cuestión es que si ese es el caso, ¿merece la pena seguir, o no será mejor buscar otra historia cuyo autor sepa escribir desde el principio? En este caso la historia del primer tomo de Soul Eater se resume así: chicas enseñando cacho enfrascadas en confusas peleas de cazadores de almas, brujas, villanos, samuráis, ninjas, gatas, momias y monstruos varios.
Pues eso ha sido todo: la próxima vez, hablaremos del gobierno... digoooo, del Salón del Manga.
Después de la anterior y breve interrupción geopolítica, volvemos a nuestra no-programación habitual...
Hace poco (lo que en este blog es entre unos meses y unas semanas) se celebró el tercer "Japan Weekend Madrid", o lo que es lo mismo, las enésimas jornadas de manga y anime.
Así que aprovechando que esta vez lo organizaban en el Pabellón de la Pipa en la Casa de Campo, decidí acudir. Por ganas de llenar líneas, éste pabellón recibe su particular nombre por, bueno, tener forma de Pipa, sólo hay que fijarse en el mapa:
En naranja, escenarios y sala de actos.
Y una vez dentro, ¿qué te encontrabas? Básicamente, esto:
O sea, puestos de asociaciones, tiendas, escenarios (el principal, el más vacío)... lo nunca visto.
Porque de las pocas diferencias con un Expomanga o unas Jornaicas zaragozanas es que éste "fin de semana Japón" lo monta una empresa [Jointo] con un aire de superioridad "nosotros sí que lo hacemos por y para el otaku" que particularmente me echa para atrás.
Porque está bien traer a los ganadores del concurso internacional de Cosplay, o a cantantes japoneses afincados en Grecia, u otra cantante cuyo mayor éxito fue el tema del Campeonato Japonés de Rugby de Instituto. Está bien organizar un concurso de cosplay cuya final se celebra en Sao Paulo (capital de Japón, de toda la vida)... pero por favor, no nos hagáis creer que es lo mismo que traer a JAM Project, Yoshikazu Yasuhiko o Izumi Matsumoto.
Qué queréis que os diga, me parece que la gente de Jointo ha visto un filón en esquilmar al aficionado prometiéndole calidad, autenticidad, cercanía... y luego ofrecer algo que no llega a mejorar al Expomanga que se celebró en los altos de la Estación de Chamartín.
Y si de verdad quieren un "fin de semana japonés"... Haber empezado llamándolo マドリードの日本的な週末 (Madoriido no nihontekina shûmatsu). Aunque, no sé por qué, creo que los concursos de cosplay brasileños no son muy típicos de los fines de semana allá por Tokio.
Me imagino que poca, porque para eso hace falta que se den una serie de intereses poco comunes en el mundo que toca de cerca este blog: interés por la política, por la política exterior "ajena" y la historia internacional.
Pero después de todo, es bastante lógico. El manga y el anime son, en su mayor parte, un género (con perdón) de evasión, no de ilustración. Los lectores de Rurouni Kenshin no aspiran a conocer mejor la historia japonesa, sino a distraerse con una historia de un espadachín que quiere abandonar su pasado, pero éste no se decide a abandonarle. Si con ello se conoce un poco más lo que fue el fin del shogunado Tokugawa y la era Meiji, miel sobre hojuelas, pero no era ese su objetivo.
Volviendo a la cuestión de las islas, hagamos un resumen corto y conciso. Entre el archipiéalago de Okinawa (de donde salió el maestro Miyagi del "auténtico" Karate Kid, pero esa es otra historia) y Taiwán existen las islas Senkaku (Daioyu para los chinos), un nombre más bien exagerado par lo que es más bien un grupo de islotes.
Aquí el mayor de todos: cuatro kilómetros cuadrados, todos suyos.
Como la situación entre Taiwán, China y Japón es la que es, y sobre todo, hay sospechas de que las islas se encuentran sobre unas reservas enormes de gas y petróleo, sólo hace falta una chispa para que los ánimos estallen.
En este caso en concreto han estallado cuando un pesquero chino fue invitado a salir de aguas territoriales japonesas por una patrullera y éste la abordó (que no es no saltar sobre ellos con un cuchillo entre los dientes, sino chocar), por lo que fue detenido y puesto a disposición judicial. Por supuesto, esta es la versión japonesa. La china dice completamente lo opuesto: el pescador fue "secuestrado" en aguas territoriales chinas por los japoneses. La versión taiwanesa dice, básicamente,"ahí me las den todas".
A todo esto hay que sumarle que precisamente ahora se celebra el 69º aniversario del Incidente de Mukden, una nadería que tuvo lugar en 1931 con el cual comenzó esa anécdota de la invasión japonesa de China y por ende, eso de la Segunda Guerra Mundial. Resumiendo, que al hecho en cuestión se han sumado los recuerdos del imperialismo japonés; de ahí a las manifestaciones y a la suspensión de contactos de alto nivel entre ambos países, hay sólo un paso...
No se trata de decir quién tiene razón o deja de tenerla. Después de todo, este país que llamamos España tiene una larga historia de capturas de barcos pesqueros por estar donde no debían estar, o alguien decía que no debían, por no recordar el famoso incidente de Perejil, ridículo para algunas personas, pero muy comprensible para países donde cuando no son unos islotes, son otros.
No, mi objetivo es señalar cómo al consumir un producto cultural de un país, la mayor parte de sus aficionados suele obviar todo lo demás: cultura, historia, y, por qué no, política, quedan obviadas. No se trata de conocer el nombre de los gobernadores de las distintas prefecturas de Japón, ni que el "último samurái" fue en realidad un oficial francés que se parecía muy poco a Tom Cruise, pero al menos un mínimo interés por el país que "suministra" nuestra afición tampoco vendría mal. O si no, ¿qué derecho tenemos para pensar que somos mejores que el turista que llega a Japón pensando "Sony, ninja, playstation"?
P.d: el autor de Kenshin, Nobuhiro Watsuki, no ha vuelto a despegar desde entonces. Eso sí, las copias-homenajes de la Patrulla-X cada vez le quedan mejor...
Los que soláis leer esto os habréis dado cuenta del cambio de imágen. Me refiero al "sello" con el que firmo los comentarios en otros foros. No es que haya dejado de ser "zionista" (o sea, fan del Principado/Archiducado* de Zeon/Zion de Gundam), sino que he llegado a la conclusión de que el frikismo no merece la pena de ser confundido con un neonazi. Así que el cuervo (el emblema de un municipio, o así, de un país báltico) sustituye a la "no-cruz-gamada", y un problema más que me evito...
Ahora, la segunda parte de la historia. De la misma manera que entré en el mundo de la traducción a través de un enchufe, ha llegado el momento de devolver el favor. Pero ahora, en vez de traducir, se trata de dibujar. Sí, el responsable de una empresa de videojuegos en Japón me ha preguntado si conozco a algún dibujante que pueda trabajar con ellos. Quien esté interesado, que se ponga en contacto conmigo, añadiendo alguna muestra de su trabajo, para pasarlo a la gente en cuestión.
No sé cuánta gente leerá esto. No obstante, no esperéis verlo en muchas partes; como mucho aquí y el facebook...
* ¿Quién es el príncipe de Zeon? ¿Será un coprincipado como Andorra? Hasta los guionistas de Gundam pueden cometer los mismo errores que un occidental escribiendo sobre Japón con una enciclopedia de viajes como única fuente...
Parafraseando a Larra, hago informes, hago traducciones, hago viajes, hago que hago... en fin, que no paro de hacer cosas... y algunas de ellas no tienen que ver con el blog.
No obstante, he pensado en aprovechar estos momentos de tiempo libre (iba a poner "asueto", pero tampoco hay que exagerar tanto) para señalar el último "ending" que he oído, visto e incluso escuchado. Mientras las series de animación occidental se limitan a sacar títulos de crédito...
...los japoneses usan esta canción para terminar los episodios de una serie infantil de fútbol:
... ¿qué niño de hoy en día no recuerda los éxitos de los 70? Vale, ninguno.
Y , aun así, la verdad es que no queda nada mal.